No os angustiéis.
“Así, no os preocupéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su cuidado. Basta al día su afán” Mateo 6:34.
Quizá me estrese, pero no hasta el punto de caer víctima de la ansiedad. Una cosa es estar preocupado por lo que te está pasando en la actualidad y otra muy distinta es preocuparse demasiado por lo que pueda suceder en el futuro.
Jesús tiene algo que decir a los que se preocupan demasiado. En primer lugar, no dijo que no nos preocupemos por nada. ¿Sorprendido? Jesús no usó la palabra “preocupación”. Él hablaba de angustiarse, que probablemente sea lo mismo que preocuparse, pero más.
El Gran Médico nos aconseja que no nos preocupemos por las cosas temporales porque son… eso, temporales. “Temporal” significa mundano, terrenal, secular.
La ansiedad es algo enfermizo. Un médico de la Universidad John Hopkins dijo: “No se sabe por qué las personas que se preocupan en exceso mueren antes que las que saben controlar sus preocupaciones, pero es un hecho demostrado”.
Jesús dijo que obsesionarse con lo que se come o se viste es idolatría. Estas son sus palabras: “Así, no os preocupéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos, qué beberemos, o qué vestiremos?’ porque los paganos buscan todas estas cosas, que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis” (Mateo 6:31, 32).
La cuestión no es si debemos comer y vestir adecuadamente. Esto no se discute. La cuestión es: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Los paganos buscan primero lo temporal. El cristiano tiene que buscar primero lo espiritual. “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” (Salmo 119:165).
¿Cómo podemos combatir el destructivo hábito de la ansiedad? Alguien dijo: “Cada noche deposito mis preocupaciones en Dios. Sea como sea, él estará despierto toda la noche”. Recuerda que Dios es nuestro auxilio en la tribulación.
Si te angustias es porque no tienes a nadie en quién confiar.
No puedo dejar de insistir en que, al decir que no debemos angustiarnos (preocuparnos) por las cosas temporales, Jesús no sugirió que tengamos que preocuparnos por las cosas espirituales. Más bien dijo que las cosas espirituales deben ocupar el primer lugar de nuestros pensamientos. En otras palabras, es necesario que nos ocupemos más de las cosas espirituales que de las temporales.
Una vez más, es preciso destacar que Jesús no sugiere que tengamos dos vidas: una espiritual y otra secular. Se refiere a lo espiritual y a lo temporal. Ahora bien, lo secular también es temporal, porque pasará. Por tanto, Jesús dice que no tenemos que invertir lo mejor de nuestro tiempo, de nuestros pensamientos y de nuestros recursos económicos en cosas que son temporales y que pasarán; sino que es preciso poner el énfasis en las cosas espirituales porque son eternas. Cuando lo hagamos descubriremos que la vida se transforma por completo.
Jesús llegó a decir que no tenemos que preocuparnos demasiado por lo que nos sucede hoy: “Por tanto, os digo: ‘No os preocupéis por vuestra vida, qué habéis de comer o beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?’” (Mateo 6:35) o cómo será el mañana: “Así, no os preocupéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su cuidado. Basta al día su afán” (Mateo 6:43).
Preocuparse por el futuro es inútil. La preocupación hace que las nubes de mañana enturbien el sol de hoy. Una densa niebla de treinta metros de altura que cubre una superficie equivalente a siete manzanas de casas contiene menos de un vaso de agua fragmentado en sesenta mil millones de diminutas gotas. No es mucha agua, pero puede paralizar una ciudad entera.
Por lo general, la ansiedad de las personas está relacionada:
- Un cuarenta por ciento con cosas que nunca pasarán.
- Un treinta por ciento con cosas del pasado que no se pueden cambiar.
- Un doce por ciento con cosas, la mayoría de las veces falsas, relativas al qué dirán.
- Un diez por ciento con la salud, que empeora con la tensión y el estrés.
- Un ocho por ciento con problemas reales que es preciso afrontar.
Así pues, no cuesta entender el proverbio sueco que dice que, “a menudo, las preocupaciones hacen que cosas pequeñas tengan una sombra enorme”.
He aquí una promesa para hoy: “Cuando te acuestes, no tendrás temor, te acostarás y tu sueño será agradable” (Proverbios 3:24).
Tal vez te has preguntado qué significa el versículo cinco del Salmo 23. Tal vez pensaste que “Él unge mi cabeza con aceite” era un lenguaje figurado que significaba que Dios mantenía saludable al salmista. Nunca supe este paralelo.
“Unges mi cabeza con aceite”.
Esto tiene una explicación interesante, y que ha llenado de paz mi corazón desde que la leí: a menudo las ovejas quedan con sus cabezas atrapadas en zarzas y mueren tratando de desenredarse. Y hay moscas horribles que les gusta atormentar a las ovejas al poner huevos en sus fosas nasales que luego se convierten en gusanos e impulsan a las ovejas a golpear sus cabezas contra las rocas, a veces hasta la muerte. Sus oídos y ojos también son susceptibles al tormento de los insectos.
Entonces el pastor unge toda la cabeza de la oveja con aceite. Y así de esa forma la oveja logra tener paz. Ese aceite forma una barrera de protección contra el mal que trata de destruirlas. ¿Tienes momentos de tormento mental? ¿Los pensamientos preocupantes invaden tu mente una y otra vez? ¿Te golpeas la cabeza contra la pared tratando de detenerlos? ¿Alguna vez le has pedido a Dios que ungiera tu cabeza con aceite? ¡Él tiene un suministro infinito! ¡Su aceite protege y hace posible que puedas fijar tu corazón, mente y ojos en Él… hoy y siempre!
Que tu oración hoy sea: “Señor, perdóname porque me angustio. Gracias, Jesús, porque podemos traerte todas nuestras preocupaciones. Ayúdame a poner en primer lugar lo más importante y preocuparme por lo que realmente merece la pena. Ayúdame a no ser una densa niebla para mi familia. Quiero ser como el Sol. Cuando se sientan desanimados, dame palabras de aliento. Cuando los vea con el ceño fruncido, haz que mi respuesta sea una sonrisa”.
¡Hay paz en el valle! ¡Que nuestro Padre unja tu cabeza con aceite hoy y siempre para que tu vida rebose de su espíritu, salud y bendiciones para siempre!