No te preocupes por nada, que Dios se ocupa de todo.
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” Salmo 55:22.
¿Por qué ir a la iglesia? Los encuentros periódicos con Dios en su santuario nos permiten aliviar el corazón del peso opresivo de los problemas, los cuidados y las aflicciones. El culto divino, con sus cánticos de loor, sus oraciones dirigidas al Señor y el inteligente estudio de la Palabra, ayuda a curar muchas heridas, a atenuar las tristezas, a llevar consuelo al corazón y a sostener el ánimo en tiempos de aflicciones, perplejidades y cuidados.
Norman Vincent Peale describe en uno de sus libros cómo, una vez, un diácono descubrió en su iglesia un curioso enigma.
En una de las últimas bancas encontró un día pequeños pedazos de papel azul, bien doblados y, escrito a lápiz, leyó palabras como estas: “El empleo de Williams… Clara enferma… el alquiler…”
A la semana siguiente observó, intrigado, otros pedazos de papel azul, con dos o tres palabras escritas. Después de cada reunión encontraba invariablemente los papelitos enigmáticos.
Curioso, decidió observar quién los dejaba, y descubrió a una joven señora. Asistía al servicio religioso sola, y después, en silencio, se retiraba, dejando siempre sus papelitos. El diácono le mostró al pastor los papelitos que ella había dejado el último mes. El pastor los leyó y, sorprendido, levantó las cejas.
En el culto siguiente se esforzó por encontrar a la señora mencionada por el diácono y le pidió cortésmente que lo esperase un momento. Le mostró los pedazos de papel y le preguntó qué significaban.
Ella vació por un momento. Después, con los ojos arrasados de lágrimas, dijo: “Usted puede pensar que es muy infantil, pero un día leí las siguientes palabras: ‘Lleva tus preocupaciones a la iglesia y déjalas allí’. Mis preocupaciones están escritas en esos pedazos de papel. Los escribo durante la semana y los traigo aquí cuando vengo al culto de adoración. Siento que Dios está tomando sobre sí estas cargas”.
El pastor, después de oírla, le dijo suavemente: “Dios mismo está llevando cuentas de ellas. Por favor, venga siempre y eche sus cargas sobre el Señor”.
Al salir de la iglesia, el pastor se detuvo para recoger un papelito más dejado allí aquella mañana: “Juan, desempleado…”
Cierto médico dijo que la preocupación es una de las enfermedades más ocultas y más destructivas del ser humano. La pregunta es: ¿quién no se ha preocupado alguna vez?
Es probable que en este momento estés preocupado por la cuenta que tienes que pagar, por la deuda que tienes que saldar. Estás preocupado porque ves que tu familia está desintegrándose, estás preocupado porque tienes problemas en el trabajo… la preocupación ha tomado parte de nuestra vida. Es más, ha afectado tanto nuestra salud mental que esto nos puede llevar a tener incluso enfermedades físicas.
Todo el mundo está preocupado. Tú puedes ver el rostro de las personas que te rodean y todos muestran algún síntoma de preocupación.
Ahora, ¿la Biblia habla acerca de cómo vencer las preocupaciones? ¡Por supuesto! ¿Y sabes lo que dice Filipenses 4:6? Y mira, esto es una promesa de Dios: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. La preocupación produce miedo y produce angustia. Es interesante. Y cuando el miedo se apodera del ser humano empiezan otras enfermedades a querer carcomer la vida o a destruir la vida del ser humano.
En este pasaje tenemos un consejo maravilloso: “No te preocupes por nada, ora por todo, agradece a Dios, anda, preséntate delante de Dios”.
Sin duda tú has escuchado muchas veces que la medicina más efectiva para la preocupación se llama “oración”, ¿y sabes por qué? “Pre”, significa “antes”, “ocupar” significa “desgastar” o “desgastar en algo que aún no ha llegado”, y eso de alguna manera representa nuestra falta de fe y nuestra falta de confianza en Dios.
Pablo dice: “Yo aprendí a no angustiarme más, aprendí a no adelantarme las cosas, porque sé que Dios, así como está en mi presente, también está en mi futuro. No me preocupo más por el mañana, y eso no significa que yo soy una persona descuidada, sino que aprendí a colocar todas mis preocupaciones en las manos de Dios”.
¿Qué es lo que más te preocupa en este momento? No lo sé. Cada uno tiene una carga diferente y una preocupación diferente, sin embargo, coloca esa preocupación hoy en las manos de Dios. ¿Y sabes? La promesa de Dios es: “No te preocupes por nada, porque yo me encargo de todo”. ¿Qué cosa es nada? “Nada” es nada. No acabes tu tiempo desgastando tu energía, desgastando tu vida en algo que no vale la pena. Al contrario, anda a la presencia de Dios, coloca tus miedos, coloca tus temores, allí también coloca tus preocupaciones, coloca tu angustia, y verás que Dios colocará paz y tranquilidad allí en el corazón.
No te preocupes por nada, que Dios se ocupa de todo. Recuerda diariamente que Dios está al control de todo. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”.