¿Cómo puedo escuchar la voz de Dios?

 

¿Cómo puedo escuchar la voz de Dios?

Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:16-18)

No cabe duda que la oración es el don más maravilloso que Dios nos ha regalado en esta tierra. El arte de hablar con Dios. La manera en que podemos estar en completa conexión con él en cualquier momento y lugar.

A través de la oración podemos platicar a Dios de literalmente todo: situaciones que nos aflijan, momentos que nos hayan hecho felices, lecciones que hayamos aprendido durante el día, extender nuestros agradecimientos por tantas bendiciones que nos otorga aún sin merecer, expresar nuestros deseos y peticiones, e inclusive pedir perdón por nuestras faltas.

La mayor parte de las veces que buscamos a Dios en oración es para expresar las peticiones que guardamos en nuestro corazón, para pedirle algún consejo, ya sea laboral, familiar, académico… en fin, pedimos a Dios esperando su respuesta e instrucción.

En la mayoría de las veces que pedimos, esperamos una respuesta instantánea a nuestra petición, y poder escuchar su voz tan fuerte como cuando habló a Jesús después de ser bautizado (Mateo 3:17), o como hablaba con Moisés cara a cara (Éxodo 33:11).

No debemos dudar que Dios puede hacerlo aún hoy. Dios puede hablar a nosotros tan directamente como lo hizo con Moisés, con Gedeón, y muchos otros personajes de la Biblia a quienes otorgó una respuesta rápida y directa. Sin embargo, hay varias formas más por las cuales Dios se comunica con nosotros y nos hace llegar su mensaje, su consejo e instrucción. ¡Acompáñame a conocerlas!

  1. A través de su palabra: La Palabra de Dios está repleta de consejos e instrucciones que Él mismo dio a sus hijos en todo ámbito en que se relacionaban en su vida diaria. Estos consejos pueden ser de gran ayuda para nosotros en los tiempos que hoy vivimos. Para cualquier situación o problema que podamos estar pasando, no debemos dudar que en el consejo divino plasmado en la Palabra de Dios siempre encontraremos la solución. Al escudriñar las Sagradas Escrituras escucharemos resonante la voz de nuestro Dios, dando respuesta a la petición que le hemos expresado.
  2. A través de un sermón: ¿A cuántos no nos ha pasado esto? Durante la semana nos surge un problema al que necesitamos darle solución, llega aflicción a nuestra vida, y solicitamos ayuda y dirección divina. Llega el sábado y estamos prestos a escuchar la palabra de Dios en el momento del sermón, y justo lo que el ponente de la Palabra habla en ese medio día es lo que nosotros necesitábamos escuchar para dar solución a nuestro problema, o poder librarnos de la aflicción, tanto que hasta pareciera que la persona que expuso el sermón en ese momento conocía exactamente la situación difícil que estábamos pasando. Dios también trabaja a través de este medio para contestar las oraciones de sus hijos. ¿No es maravilloso?
  3. A través de un amigo, un familiar, un hermano o una persona desconocida: Cuando pasamos por problemas o aflicciones, no falta la persona a la que le abramos nuestro corazón y le contemos por la situación que estamos pasando. Muchas veces Dios utiliza a estas personas, para que por medio de las palabras de ánimo o consejos que puedan darnos podamos escuchar la voz de Dios tan clara como el agua. Sí, inclusive por medio de una persona que ni siquiera conocemos podemos escuchar la voz de Dios hablando a través de esa persona.
  4. A través de la misma oración: Acostumbramos a usar la oración para nosotros hablar con Dios y abrirle nuestro corazón, sin embargo, Dios nos llega a hablar también a través de la oración tan claramente como cuando escuchamos su voz al escudriñar sus palabras. Cuando esto suceda, debemos recordar las palabras del joven Samuel: “Habla Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:10). Que estas palabras resuenen en nuestra mente y nuestro corazón, y en el momento que sintamos que Dios quiere hablarnos a través de la oración, podamos estar prestos a guardar silencio y escucharle atentamente.

Dios utiliza muchos medios para hablarnos y mostrarnos su voluntad. Inclusive la naturaleza testifica de su gran amor, pero entonces nos azota una duda: ¿cómo puedo saber que es Dios quien me habla?

Me gusta ilustrar esta respuesta con la historia de Elías. Estando refugiado en una cueva, en el monte Horeb, su corazón estaba afligido, y tenía miedo de lo que la reina Jezabel podría hacerle si lo aprehendía. En un momento, Jehová acudió a reconfortarlo, y varias cosas sobrenaturales pasaron en ese momento: un gran y fuerte viento azotó el lugar, después un fuerte terremoto, y tras el terremoto un gran fuego, sin embargo, Dios no estaba en ninguno de esos tres acontecimientos. Seguido del fuego, vino a Elías un silbo apacible y delicado que llenó de paz el corazón del profeta. Y entonces Jehová se manifestó allí, y habló a Elías. (1 Reyes 19)

Cuando Dios habla a nosotros sentimos gran paz en nuestro corazón, abunda en nosotros un sentido de seguridad cuando escuchamos su voz, y al tener conocimiento de su palabra podemos reconocer que su instrucción y su mandato no va en contra de nuestros principios, nuestras creencias, e incluso nuestro bienestar, y nos da la certeza de que nada puede salir mal, porque es Él quien va al frente nuestro.

Recuerda entonces, antes de pedir cualquier cosa, pide sensibilidad y presta mucha atención para poder escuchar la voz de nuestro Padre, quien siempre está al cuidado de nosotros, y aún antes de pedir ya conoce nuestra solicitud.

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