Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Juan 15:7
Al orar deseamos obtener respuestas favorables del Señor, a veces pedimos sentirnos asistidos de su presencia, a veces pedimos dirección en la vida, a veces pedimos para nosotros o para otros, a veces pedimos ayuda en los peligros, a veces pedimos iluminación en los trabajos, a veces pedimos prosperidad en los negocios.
Pero lo más importante que debe de ser para nosotros es la respuesta del Señor, hay una formula especial para lograr lo que pedimos, por eso hoy hablaremos de cómo recibir respuesta favorable del Señor.
Para recibir buena respuesta debemos permanecer en Cristo, no es suficiente que hayamos hecho profesión de fe, no nos basta con estar registrados en el libro de la iglesia, debemos de permanecer en Cristo en una unión estrecha, (Jn 15:5) así como el pámpano que tiene las fibras del corazón unidas a la vid y de allí se alimenta, si la rama se desprende al poco tiempo se seca y muere, permanecer en Cristo significa ser una nueva criatura, (2 Cor. 5:17)
Estar en Cristo significa ya no vivir más para sí, (2 Cor. 5:15) ya no nos pertenecemos, ya no podemos ir a donde nos plazca y pensar que estamos bien, solo porque nuestro nombre está en el libro de la iglesia, a veces se frecuentan lugares inapropiados y con amistades que no son amistades en realidad, porque si los invitamos a la iglesia, pondrán miles de pretextos para no asistir.
Si vamos a donde Dios nos dirige, eso es poner nuestra voluntad sumisa a la voluntad de Dios.
Estar en Cristo es no buscar nuestros propios intereses, pues el que busca lo suyo es enemigo de Dios. (Fil. 3:18,19)
El joven rico quería a Cristo, pero sin dejar sus bienes temporales, (Mt. 19:22)
Los Apóstoles dejaron todo para seguir a Cristo. (Mt19:27)
Los que quieren seguir a Cristo, deben de hacer a un lado las posesiones y sus bienes, deben de hacer a un lado sus trabajos y todos sus intereses, porque sabemos que estado en Cristo no nos falta nada, tenemos lo suficiente para vivir y además la esperanza en gloria, (Col. 1:27)
Permanecer en Cristo es dejar de jugar con el pecado y guardar los mandamientos, (1 Jn. 3:6,24)
Para recibir respuesta de Dios, debemos de estudiar su palabra y enseñarla a otros, porque estudiar la Biblia es amoldarnos a ella, la aceptamos como regla de nuestra fe, y la practicamos en nuestra vida cotidiana.
Estudiar su Palabra es haber renacido (1 Ped. 1:23) muchos dices haber leído toda la Biblia, pero eso no basta, necesitamos apropiarnos de lo que leemos, y tener una profunda percepción espiritual que nos hace conscientes de las inclinaciones naturales y que por la fe pedimos poder para vencerlas.
Estudiar la Biblia es amar la corrección del cielo, no como aquel que no quiere leer sobre el tabaco para no dejar de fumar, o aquel que no quiere que le digan que deje de tomar porque le hace daño, quiere seguir tomando, o como una señora que dijo que no le digan nada de los alimentos, porque le gusta comer de todo.
Estudiar la Biblia es tener la capacidad para aceptar la voluntad de Dios y así enseñarla a otros, porque para recibir, debemos de pedir con fe conforme a la voluntad de Dios y por medio del Espíritu Santo, pediremos lo que es correcto, porque algunos piden por salud, sabiendo que no siguen las leyes de salud y por eso se han enfermado, algunos piden bienes materiales, cuando ni siquiera pueden administrar lo poco que tienen.
Por ejemplo:
Balam pidió permiso para ir a maldecir a un pueblo que Dios había bendecido, solo por el interés de la paga que recibiría de Balac.
Raquel pidió hijos para competir con su hermana.
Les daré unos ejemplos de pedidos correctos.
Ana pidió a Samuel, para entregarlo a Dios.
El profeta Eliseo pidió vida para el hijo de la Sunamita.
Y podemos hacer más grande la lista, pero esto es suficiente para comprender que para recibir respuesta favorable de parte de Dios, debemos de permanecer en Cristo, estudiar la Biblia, retener su palabra, y sobre todo pedir de la forma correcta, abandonando el pecado y consagrando nuestra vida al servicio de Dios todos los días.
Seamos sumisos a la voluntad de Dios y solo entonces tendremos respuestas favorables de parte de Dios.