La vida en la iglesia primitiva. (Hechos 5:35-39)
El Sanedrín posiblemente ha sido uno de las instituciones con más jerarquía que haya existido en la Tierra. Consistía en una asamblea de setenta miembros, más su presidente.
El Sanedrín estaba compuesto por tres clases de ciudadanos: una parte de ellos eran sacerdotes, la otra eran patriarcas, jefes, ancianos, o cabezas de las grandes familias de Israel, y la otra parte de ellos eran los que interpretaban y cuidaban de los textos divinos; ellos eran conocidos como los abogados o escribas.
El Sanedrín estaba compuesto por 24 sacerdotes, más el sumo sacerdote, haciendo un total de 25, los ancianos o jefes de las familias que eran 24, y los escribas que eran 22, todo esto hacía un total de 71 miembros.
Toda persona que prestara dinero con usura, o que tuviera el vicio de apostar, quedaba descalificada para ser miembro del Sanedrín.
Todos los miembros del Sanedrín tenían que ser de buena reputación y, encima de eso, no debían tener ningún defecto físico. Un ciego, un lisiado o inclusive una persona de apariencia repugnante quedaban descalificada para ser miembro del Sanedrín.
Tenían que ser ciento por ciento descendientes de judíos y tenían que ser padres de familia, para poder atender y entender bien los problemas de índole domésticos que se presentaran en esa corte. Además tenían que ser muy versados en las leyes de Dios y poseer un conocimiento de las ciencias en general. Tenían que dominar varios idiomas, ya que el Sanedrín nunca prestaba los servicios de un intérprete en un juicio, cuando tenía que lidiar con problemas de ciudadanos de otras naciones. Antes de ser miembro del Sanedrín, tenía que haber trabajado como juez en su ciudad natal y también tenía que haber sido miembro de una corte más pequeña, llamada el pequeño sanedrín.
El pequeño Sanedrín estaba conformado por 23 miembros y eran elegidos por el Sanedrín grande. Estos pequeños sanedrines se asentaban en pequeñas ciudades o villas por todo Israel. Inclusive, había dos pequeños sanedrines en la misma Jerusalén. El pequeño sanedrín se reunía los domingos y jueves en sus respectivas ciudades. Con excepción de casos de pena de muerte, el pequeño Sanedrín tenía el poder para juzgar en casos civiles y criminales.
Nadie podía apelar al gran Sanedrín por el fallo dado por un pequeño Sanedrín; el único que podía apelar al gran Sanedrín era el mismo pequeño sanedrín, y esto ocurría solamente cuando los jueces estaban divididos en sus opiniones. Era la regla que los más prominentes miembros de los pequeños sanedrines, eran electos para llenar las vacantes que quedaban en el gran Sanedrín.
De los 71 miembros del Sanedrín, los dos miembros más prominentes eran elegidos como presidente y vicepresidente. El presidente era algo parecido a lo que hoy conocemos como primer ministro, ya que representaba los intereses religiosos y civiles de la nación judía ante los gobiernos del mundo y también ante las diferentes comunidades dentro de la nación judía.
El vicepresidente era llamado “el padre de la casa del juicio”, ya que él era el encargado de dirigir y controlar los asuntos de disputa y discusión en la corte. El único que no podía ser elegido para el sanedrín era el rey, ya que de acuerdo con la ley judía, no podía haber conflicto de intereses en este cuerpo.
Aparte del presidente y el vicepresidente, estaba el árbitro, quien era la persona que estudiaba los casos y decidía qué casos tenían méritos para ser llevados ante el sanedrín. Había también dos abogados, y varios oficiales que servían como lectores; a estos últimos el Nuevo Testamento les llama siervos, oficiales o ministros.
El Sanedrín se reunía todos los días de la semana, con excepción del sábado y de los días festivos. Su hora de reunión era inmediatamente después del sacrificio de la mañana, y terminaba pocos minutos antes del sacrificio de la tarde.
Todas las preguntas religiosas, de moralidad o inmoralidad, toda pretensión de milagros o dones de profecía, las obligaciones de los sacerdotes, cualquier extensión o arreglo del templo, la decisión de ir a una guerra, y la conducta del rey, eran asuntos ventilados por el gran Sanedrín, que sesionaba en Jerusalén. La decisión que tomaba el Sanedrín aseguraba una unidad de fe y una uniformidad de práctica en la nación hebrea.
Toda ofensa que resultaba en la pena capital, requería el testimonio de por lo menos dos testigos. El veredicto sobre la pena capital, no se daba el mismo día, sino que se esperaba hasta el día siguiente; de esa manera los jueces tenían tiempo para pensar en todas las evidencias escuchadas. Antes de dar un veredicto para la pena capital, el Sanedrín tenía que ayunar todo el día; una vez dada la sentencia de pena capital, la persona era ejecutada al siguiente día, después del veredicto. Era la costumbre dar una bebida estupefaciente a la persona que sería ejecutada, que la privaba de su conciencia y le mitigaba el dolor de la muerte. Todo este proceso fue omitido en su mayoría en la condena de Cristo, quien fue acusado de falso profeta, de enseñar doctrinas falsas y de llamarse Hijo de Dios.
El presidente del Sanedrín cuando Cristo nació era Hillel quien ejerció su puesto desde el año 30 antes de Cristo, hasta el año 10 después del nacimiento de Cristo. Después de Hillel siguió su hijo Simeón, y después de Simeón la presidencia pasó a su hijo Gamaliel, quien fue el profesor de Pablo. La presidencia de Gamaliel llegó hasta los días de los apóstoles.
Según la historia judía, el presidente del sanedrín y rabí Simeón es el mismo personaje que se menciona en el libro de Lucas, capítulo 2: 25-32) (Hechos 5:14)
Antes de la primera venida de Cristo, se consideraba que poseer la verdad bíblica era exclusiva propiedad de unos pocos y no era vista como un derecho que tienen todos desde el nacimiento; en otras palabras, la verdad bíblica sólo pertenecía a una clase privilegiada y no pertenecía a las masas.
Pero a la venida de Cristo, él rompe esta casta especial de aprendizaje y regala la preciosa verdad del evangelio en el mercado libre del mundo. (Hechos 5:17)
La religión de los fariseos era una religión de actos exteriores y de ceremonias, mientras que la religión de los saduceos era una religión de negaciones intelectuales. El evangelio de Cristo predicado por los apóstoles, tiró por el suelo estas dos religiones.
La religión cristiana eliminaba los actos ceremoniales y daba una vida palpitante a la religión, lo cual confundía y enojaba al mundo fariseo. Cristo, con su resurrección, abrió las puertas de la tumba y esto irritó y confundió a los saduceos, quienes negaban la resurrección en su totalidad.
Los apóstoles eran los predicadores de una nueva religión vivificante, por la unción del Espíritu Santo; sus manos y hasta sus sombras obraban milagros de sanación, sus palabras perforaban el corazón más endurecido y prendían el fuego del calor divino, enseñaban la gloriosa esperanza de una patria mejor a través de la muerte y resurrección de Cristo.
(Hechos 5:18) La palabra persecución muchas veces que suena como una palabra que ya no existe más en nuestros días, pero no es así; lo que implica esa palabra está tan latente en nuestros días como estuvo en los días de los apóstoles.
La palabra persecución se oculta muy sutilmente bajo el manto de la hipocresía; la opinión más honesta dicha por un hombre puede ser considerada como un error y puede despertar de un momento a otro, el putrefacto sentimiento de la persecución. Mientras el terrorismo en cualquiera de sus formas exista en la Tierra, la persecución ha sido y será su más grande aliada y ha sido y será la causante de las más grandes atrocidades hechas a la humanidad.
Los discípulos fueron arrestados por orden del Sanedrín; era la intención de los dirigentes de la nación hebrea hacer que el cristianismo fuera odiado, presentando a sus dirigentes como unos criminales.
Encima de todo creían que si lograban poner la verdad detrás de los muros y las rejas, la verdad no sería tan peligrosa. Pero poco sabían que la verdad divina tiene una vitalidad que va mucho más allá del poder humano que la acepta. Una vez la verdad es entendida y aceptada por la mente del hombre, se convierte en un poder con vida, con una influencia que es permanente. (Hechos 5:19,20)
¿Por qué el ángel no fue mandado mejor a predicar el evangelio? El ángel no podía ser apresado, mientras que el hombre sí; el mensaje del ángel causaría mayor impacto que el mensaje del hombre. El sistema de operaciones divino no consigue terminar ciertas cosas, sino que termina las cosas en ciertas maneras.
Si a los ángeles no se les permite predicar el evangelio, es porque posiblemente no sean los predicadores indicados; El mejor predicador para el hombre, es el mismo hombre. (Hechos 5:19,20) Cuando Dios interviene por su pueblo, cosas maravillosas pasan:
Cuando el duque de Alba sentenció a la muerte a un grupo de cristianos. La marea alta fue extrañamente retenida en los mares de Holanda por más de doce horas, Era la costumbre en Holanda atar a los cristianos a postes sembrados en la playa del mar, y dejarlos para que murieran ahogados cuando la marea subía
John Knox tuvo la urgencia de moverse de su asiento que tenía en frente de la ventana; era un sentimiento que no podía resistir. Una hora más tarde una bala entró por la ventana rompiendo los cristales y perdiéndose en la pared de enfrente. (Hechos 5:27,28)
El Sanedrín pensó que podía frenar el avance del evangelio usando el poder de la autoridad que ellos tenían, pero la autoridad humana casi siempre falla al no tomar en cuenta el entusiasmo que la verdad inspira en todos aquellos que la aceptan. Tampoco toman en cuenta el alto grado de sacrificio que la verdad inspira en sus creyentes. La autoridad terrenal no tiene la capacidad para parar la fuerza del evangelio; tampoco tiene la capacidad suficiente para infundir terror y silenciar a los creyentes de la verdad. Ningún hombre puede responder a la verdad, solamente puede echar manos de aquellos que dicen la verdad. (Hechos 5:34,35)
Gamaliel, de acuerdo con la historia judía, fue uno de los más famosos maestros de la ley judía. Lo reconocen como uno de los más capacitados hombres que el mundo hebreo haya podido dar a luz en toda la historia de esta nación. La historia judía lo identifica como el gran raboni, o sea rabino especial. Había dos escuelas de rabinos en Israel: una de ellos eran los de Shammai, que eran reconocidos por ser estrictos y estrechos; y la otra escuela era los de Hillel, que eran liberales y de mente abierta. La sabiduría que Dios dio a Hillel le permitió acuñar “las 8 profundas palabras que pueden cambiar al mundo”. Ellas son: SI NO YO, ¿QUIÉN? SI NO AHORA, ¿CUÁNDO?
Gamaliel era hijo de Simeón quien también fue presidente del Sanedrín, y Simeón era hijo de Hillel que era el presidente del Sanedrín cuando Cristo nació. Por lo tanto Gamaliel pertenecía a la escuela liberal y de mente abierta de Hillel, su abuelo. Gamaliel permitía a sus discípulos estudiar la literatura griega y también enseñaba a todas las personas a dedicarse a trabajos de misericordia, a trabajos de emergencia o a trabajos de necesidad en los días sábados, haciendo el descanso del sábado más liberal y más fácil de llevar.
Enseñaba a todas la personas a saludarse entre ellos con la frase “paz a vosotros” y esto incluía saludar a la población extranjera y muchas veces pagana que vivía dentro de las fronteras israelitas. Gamaliel mostraba que tenía un gran espíritu y por esta razón la Biblia dice que Gamaliel “era venerado de todo el pueblo”
En el Nuevo Testamento, Gamaliel aparece dos veces y las dos veces que aparece es de una manera muy interesante. Primero aparece como un gran predicador y defensor de la tolerancia religiosa, posiblemente se ganó el título del primer director de libertad religiosa en el mundo. La segunda manera que aparece es como el maestro del gran apóstol Pablo, llamado Saulo de Tarso, hasta el día de su conversión.
Suele ocurrir en la mayoría de veces, que la brillantez de los estudiantes no permite ver la grandeza de su maestro.
Los estudiantes hacen historia y sus maestros pasan al olvido, y al anonimato. La elevada posición intelectual de Saulo, era el resultado de haber estado a los pies de uno de los maestros más grandes de los hebreos. Gamaliel fue uno entre siete doctores judíos que lograron conseguir el supremo título de Rabban, por su gran sabiduría.
Tuvo que haber sido interesante ver la escena del sereno y calmado Gamaliel, observando la carrera impetuosa del corazón salvaje de uno de sus más ilustres alumnos ¿Qué habrá pensado Gamaliel de Saulo? ¿Qué desilusión se habrá llevado? Mientras él enseñaba el respeto y el derecho a la libertad en todas sus formas, uno de sus alumnos nace como un fiero perseguidor de la iglesia cristiana.
Pero la semilla de la humildad y el respeto al derecho de la libertad estaba sembrada en la mente del joven Saulo. Sin duda alguna, después de su conversión, Pablo logró comprender las enseñanzas de su maestro terrenal; ahora, guiado por el Maestro celestial, Pablo se convirtió en uno de los más grandes baluartes del cristianismo primigenio, cuya influencia, enseñanza y ejemplo alcanzan a los cristianos de todas las generaciones y llegan a tocar a las puertas de la misma eternidad. (Hechos 5:38,39)
El consejo de Gamaliel muestra una sincera humildad ante Dios, quien es el supremo Juez del universo; muestra caridad hacia las ideas contrarias de otra persona aun si estas ideas parecen estar erradas, y muestra que es necesario el control sobre las pasiones humanas. Gamaliel se levantó en medio del concilio y su discurso se puede reducir a unas cuantas palabras: Den un poco de tiempo a estos hombres. El tiempo es el enemigo número uno del que anda en malos caminos, pero es el más grande aliado de los que hacen el bien. Gamaliel fue escuchado y los apóstoles recibieron azotes, pero fueron librados de la muerte.
El consejo de Gamaliel contiene las sabias palabras de todos los que tienen un espíritu o mente que apoyan el progreso de los pueblos y las naciones. Las palabras de Lutero abrieron los ojos de las naciones europeas; de allí cambió la historia del mundo para siempre. Fueron tan punzantes sus palabras que parte de ellas están grabadas en el pedestal que se le erigió en su memoria en la ciudad de Wittenberg, Alemania. El dicho popular se confirma nuevamente, cuando reza que el trabajo de la pluma es más eficaz y penetrante, que el trabajo de la espada. (Hechos 5:39)
Cierto ateo le dijo a un cristiano: Gibbon, Voltaire, Chesterfield, Hume y Paine fueron los campeones de la infidelidad y sus trabajos destruyeron el cristianismo. No lo creo, respondió el cristiano. Luchar contra Dios no es buena idea. En el hotel que era de Gibbon hay una sala dedicada solamente a vender Biblias, la pequeña imprenta que era donde Voltaire imprimía su propaganda atea, terminó imprimiendo Biblias; la suntuosa sala donde Chesterfield celebraba sus reuniones con los infieles, ahora es una capilla de oración. Hume predijo que el cristianismo perecería en veinte años; él murió en Edinburgh y en esa misma habitación donde él murió allí mismo se celebró la primera reunión de la Sociedad Bíblica. Cuando Paine llegó a Nueva York dijo que en cinco años no se encontraría una Biblia en toda la ciudad y resultó ser que Nueva York es la ciudad que tiene más Sociedades Bíblicas que cualquier otra ciudad en los Estados Unidos. Después de esta información el incrédulo guardó silencio.
Nadie sabe a ciencia cierta si Gamaliel se convirtió al cristianismo; la tradición y la leyenda dicen que sí. La historia parece decir que no fue así. Lo único que sabemos es que por la rectitud de su carácter, por su mente abierta y por el respeto que tenía a las demás personas, él permitió su desarrollo e influenció para que la fe cristiana fuera accesible a otros hombres. Es interesante la historia, te invito para que sigas investigando y creciendo en conocimiento.
Dios te bendiga.