El perdón es una acción ajena a la orgullosa naturaleza humana. Ante la injusticia, la agresión y la ofensa, los seres humanos somos proclives a reaccionar de manera violenta, a pagar con la misma moneda y devolver mal por mal. Es más fácil vengarnos y golpear a quien nos ha causado algún daño. ¡Pero qué difícil es perdonar y vivir sin resentimientos! Una de las grandes verdades del evangelio es que Dios perdona todos nuestros pecados. No importa la dimensión del mal que hayamos cometido. El Señor brinda su perdón de manera absoluta. Asimismo, él espera que nosotros también perdonemos a nuestros semejantes. Pero aquí es donde suele haber problemas: muchas personas no están dispuestas a perdonar a los demás. Como consecuencia, dan lugar a rencores, malestares y odio, entre otros. Practicar el perdón merece la pena. Sus beneficios son verdaderamente extraordinarios.
Hnos de pura casualidad tendrán que me compartieran la revista enfoque del mes de diciembre del 2015
Hola, no tenemos esa edición. Saludos.