Triunfando sobre los obstáculos.
“Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré murallas” 2 Samuel 22:30.
Era una época de perplejidad y angustia en la vida de David. Lo perturbaban muchos obstáculos y aflicciones. Cuando las dificultades se agigantaban delante de él como inmensa muralla, dijo: “Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros”.
Dios jamás permitirá que cualquier obstáculo, real o imaginario, anule los objetivos elevados fijados en nuestro corazón. Con confiada determinación, a semejanza de David, podemos repetir: “Con Dios saltaremos los obstáculos”.
Hay muchos que se desaniman ante las dificultades de la vida y las aceptan como obstáculos creados por Satanás. Y así magnifican el poder del diablo. “Hay cristianos que piensan y hablan demasiado del poder de Satanás. Piensan en su adversario, oran acerca de él, hablan de él y parece agrandarse más y más en su imaginación. Es verdad que Satanás es un ser fuerte; pero, gracias a Dios, tenemos un Salvador poderoso que arrojó del cielo al maligno. Satanás se goza cuando engrandecemos su poder. ¿Por qué no hablamos de Jesús? ¿Por qué no magnificamos su poder y su amor? (El Deseado de todas las gentes, p. 455).
Confiando en el poder de Dios, David aceptó el desafío presentado por el poderoso adversario. Durante muchos días Goliat insultó y afrontó a los soldados de Israel. Dispuesto a vindicar la honra de Jehová, David aceptó el desafío, abatió al gigante y logró una espectacular victoria sobre el ejército enemigo.
En la biblioteca pública de Nueva York se conserva un libro, escrito en el siglo pasado por un ingeniero inglés, para probar que un barco a vapor jamás podría cruzar el océano. Está lleno de fórmulas y ecuaciones. El autor probó que ningún barco a vapor podría cargar el combustible suficiente como para atravesar 3,000 millas marítimas, y si lo hiciera, se partiría en pedazos en medio del viaje. Lo interesante es que en la primera página en blanco de dicho libro alguien escribió: “Este libro fue traído a los Estados Unidos en el primer barco a vapor que cruzó el Atlántico”. ¿Imposible? No.
Nada es imposible para quienes confían en el Señor. “Acerquémonos, pues, con segura confianza al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).