La puerta de la salvación

 

La puerta de la salvación.

“Yo Soy la puerta. El que entre por medio de mí, será salvo. Entrará, saldrá, y hallará pastos” Juan 10:9.

George Adam Smith registró algunas de las costumbres que todavía prevalecen en Tierra Santa.

Cierto día pasó cerca de un aprisco justo en el momento cuando el pastor introducía en él sus ovejas. El redil era cuadrangular, cercado por un muro, con apenas una abertura por donde entraba el rebaño.

–¿No tienes miedo de los animales salvajes? –le preguntó el visitante.

–No, señor.

–Pero, no veo ninguna puerta cerrando la entrada.

–Yo soy la puerta –respondió el pastor.

–¿Qué quieres decir con eso?

–Quiero decir que, después de que las ovejas entran, yo me acuesto en la abertura y ninguna podrá salir y ningún animal salvaje podrá entrar. Así mis ovejas permanecen guardadas y protegidas.

Este diálogo ilustra plenamente el capítulo 10 del Evangelio de Juan, por donde entran las ovejas y encuentran abrigo.

Todos nosotros, como pecadores, estamos alienados de Dios. El pecado se levanta como una muralla imposible de trasponer entre nosotros y el Creador. La conciencia de nuestra indignidad nos hace temerosos, y la convicción de su santidad nos impide ir libremente a él. Como hijos de la rebelión, vagamos errantes, lejos del redil. Pero, en su soledad y abandono, el pecador pregunta: ¿Cómo podré acercarme a Dios? ¿Cómo podré ser justificado? ¿De qué modo puede un pecador como yo reconciliarse con su Creador?

En el evangelio encontramos la respuesta. Jesús murió por nosotros. Con su muerte en la cruz, abrió una brecha en la gran muralla de pecado y obtuvo el perdón para los pecadores. El justo sufrió por los injustos, y con su sangre abrió un “nuevo y vivo camino”, por el que podemos acercarnos a Dios. Él es, pues, en el más elevado sentido, “la puerta”. Nadie tendrá acceso al Padre si no es a través de él.

“Jesús volvió a decirles: ‘Os aseguro: Yo Soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí, son ladrones y asaltantes, y las ovejas no los oyeron. Yo Soy la puerta. El que entre por medio de mí, será salvo. Entrará, saldrá, y hallará pastos’” (versículos 7-9).

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