PONIENDO EL REAVIVAMIENTO EN PRÁCTICA

“Desean algo y no lo consiguen. Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.” (Santiago 4: 2, 3).

Imagina las posibilidades

Imagine que alguien predica un sermón de reavivamiento en tu iglesia. Con un llamado final, el predicador invita a los oyentes a aceptar a Jesús y seguirlo siempre. Tal vez nadie responda. Tal vez solo algunos. Tal vez muchos. Como Dios creó a los seres humanos con libre albedrío, no podemos tomar crédito por como otros responden a una invitación. Aun así, cuando muchos aceptan el mensaje de Dios y lo ponen en práctica – ya sea por evangelismo público, estudios bíblicos personales, evangelismo de la amistad o sorpresas divinamente designadas – entonces nuestro testimonio es claramente exitoso. Esto tipo de efectividad es un don, un regalo del Espíritu Santo. Nos detenemos a mirar – sorprendidos – y vemos a Dios realizar sus milagros.

Pero a menudo nuestras vidas cristianas son menos que efectivas. Esto no quiere decir que los programas de la iglesia y nuestros programas de servicio y de alcanzar a otros son vanos. El Señor seguramente ha bendecido – tanto como sea posible – nuestros sinceros esfuerzos humanos. ¿Pero cuánto más grande pudiera ser nuestra experiencia si recibimos el total derramamiento del Espíritu Santo? ¡Solo Dios conoce las posibilidades! El predicador Henry T. Blackaby escribe, “El puede realizar más en seis meses a través de personas entregadas a él que lo que pudiéramos hacer en sesenta años con nuestra propia fuerza y sabiduría” (Blackaby, Experiencing God, p. 108, edición revisada).

Orar por el reavivamiento es esencial, pero no podemos detenernos ahí. Les invito a tomar los pasos necesarios para experimentar realmente un reavivamiento personal. Con la bendición de Dios, tu vida puede tornarse más poderosa y plena que antes. Tu hogar y tu iglesia pueden también experimentar vida nueva.

¿Qué hace falta?

Primero, algunas preguntas: ¿Cuál es el centro de todos nuestros problemas? ¿Es espiritual? ¿Puede que nuestra falta del Espíritu Santo sea la raíz de la tibieza de nuestra experiencia cristiana? Si la respuesta es sí, ¿Por qué entonces tenemos la falta del Espíritu Santo en nuestras vidas?

La respuesta bíblica: “Desean algo y no lo consiguen. Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones” (Santiago 4:2, 3). Como aprendimos en la lectura del Día 1, Dios nos invita a continuamente pedir por el Espíritu Santo en nuestras vidas. “¿Por qué no tener hambre y sed del don del Espíritu, puesto que es el medio por el cual hemos de recibir poder? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él, y predicamos acerca de él?” (Testimonios para la iglesia, vol. 8, p. 29).

Santiago también sugiere que no recibimos cuando “pedimos mal.” Tal vez él quiere decir que Dios no puede bendecir cuando nuestras mentes están puestas en “las cosas de la carne.” Pablo explica, “La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:5, 6).

¿Cuál es la “mente carnal” de la que habla Pablo? De hecho, la Palabra de Dios describe tres grupos de personas y su relación con él. Dentro de cada grupo hay muchas variaciones dependiendo del entrenamiento parental, heredado, auto control, edad, cultura, educación y así sucesivamente. Pero a pesar de estas diferencias, encontramos solo tres grupos básicos: el hombre “natural” o “mundano”, el hombre “espiritual” o “lleno de Espíritu” y el hombre “carnal” o “de la carne.”

Estos tres grupos son descritos en 1 Corintios 2:14-16 y 3:1-4. Por ahora mencionaremos al hombre natural solo de pasada; él vive en el mundo y todavía no tienen una relación con Dios. Los miembros de iglesia pertenecen a los otros dos grupos, y una vista rápida a cada descripción ayudará a revelar donde el problema está principalmente oculto. La pregunta es, ¿a qué grupo pertenezco? Un breve examen debe ayudar con un auto diagnóstico – ¡manteniendo en mente que queremos echar una mirada a nuestras propias vidas, no las vidas de otros! ¿Qué clase de persona eres?

Natural: No tiene relación con Dios. El “El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.” (1 Corintios 2:14).

Espiritual: Tiene una plena y genuina relación con Dios. Cuando somos espirituales, “tenemos la mente [Espíritu] de Cristo” (1 Corintios 2:16).

Carnal: tiene una fingida o dividida relación con Dios. “Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales, sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo.” (1 Corintios 3:1).

Llegando el Día 5: ¿Cuál es la diferencia entre un cristiano carnal y uno espiritual?

Orando la Palabra de Dios

El Espíritu Santo dirige nuestros pensamientos.

“Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu” (Romanos 8:5). Padre, sabemos que estamos bajo la influencia de la carne o del Espíritu Santo. Haznos cristianos espirituales y pon nuestras mentes en las cosas del Espíritu.

Ya no estamos a la merced de nuestra lujuria.

“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.” (Gálatas 5:16). Señor, gracias porque el Espíritu Santo rompe el poder del pecado en nuestras vidas. Por favor haz que crezca el fruto del Espíritu en nuestros corazones. Te agradecemos esta maravillosa promesa.

El Espíritu nos libera de la condenación.

“Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1, 2). Padre, Qué bendición saber que la esclavitud del pecado se rompe cuando vivimos en el Espíritu Santo. Gracias, porque Cristo tomó nuestra culpa sobre sí mismo y nos liberó del pecado y la muerte.

Más oraciones sugerentes

Agradecimiento y alabanza: De gracias por bendiciones específicas y alabe a Dios por su bondad.

Confesión: Tome algunos momentos para confesión privada y pedir a Dios su perdón.

Guía: Pida a Dios que le otorgue sabiduría para los desafíos y las decisiones actuales.

Nuestra iglesia: Pida a Dios que bendiga los esfuerzos locales, regionales y mundiales de nuestra iglesia.

Pedidos locales: Ore por las necesidades actuales de los miembros de iglesia, la familia y los vecinos.

Escuche y responda: Tome tiempo para escuchar la voz de Dios y responder en alabanza y canción.

Himnos sugeridos

Himnario adventista: ¿Quieres ser salvo de toda maldad? (#293); Dios nos ha dado promesa (#193); Dulce comunión (#374): He decidido seguir a Cristo (#281); ¡Brilla, Jesús! (#282).

Unión Mexicana del Norte.

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