Así será tu descendencia

Así será tu descendencia

“Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia” (Génesis 15:5)

Los hijos son una bendición de Dios, Él es el creador de la vida. A través de los hijos de Adán y Eva, se pobló la tierra. Dios le prometió a Abraham hijos.

En el Antiguo Testamento, se consideraba una gran bendición tener hijos y se reconocía a Dios cómo el dador de ellos (Génesis 30:2,18; 33:5; 48:9; Deuteronomio 7:13). La ley del levirato aseguraba la continuidad de la línea familiar (Deuteronomio. 25:5-10; Salmos 127:3-5). En el Nuevo Testamento, Jesús afirma la importancia de los niños y la relevancia que tienen para Él (Mateo 18:2-14; 19:13-14). Con ellos experimentamos un amor desinteresado y ponemos en acción todos los frutos del Espíritu. Por obediencia a Dios, les enseñamos la Palabra de Dios y preparamos sus corazones para que sean seguidores de Cristo (Deuteronomio 6:5- 9, Proverbios 22:6).

Elena de White nos aconseja: “Los hijos son la herencia del Señor, y somos responsables ante él por el manejo de su propiedad… Trabajen los padres por los suyos, con amor, fe y oración, hasta que, gozosamente puedan presentarse a Dios diciendo: “He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová.” El Hogar Cristiano, 88.

Como padres, somos responsables en la conducción y formación de nuestros hijos. Hay una tarea que es ineludible. Hay una responsabilidad que no es transferible a nadie más. De modo que es un asunto muy serio y de mucha estima cada hijo para el Señor. Esto plantea un enorme desafío para los que nos hemos titulado como padres. Los hijos no nos pertenecen. Nos han sido prestados para que los eduquemos, pues los mismos son pertenencia divina. ¿Se había puesto a pensar en las implicaciones de cuidar esta herencia? ¿Se había dado cuenta de que usted es un mayordomo de su familia y que un día tendrá que dar cuenta a Dios de lo que hizo con esa mayordomía?

  1. LOS HIJOS NOS FUERON DADOS COMO UNA ADMINISTRACIÓN DIVINA
  2. Es la herencia de Jehová
  3. Vea que el texto dice: “Herencia de Jehová son los hijos” (Salmos 127:3)
  4. Que afortunados somos que Dios comparta su herencia con nosotros.
  5. Si “los hijos son la herencia del Señor”, hemos de saber que ellos son para Dios un asunto muy serio e importante.
  6. Considere lo que sentencia este imperativo bíblico: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8).
  7. ¿Qué tal está la “herencia de Jehová?” ¿Cómo la estamos cuidando?
  8. Es una herencia no transferible
  9. Hay una responsabilidad no transferible en esta herencia. Como padres somos la cabeza del hogar. Nos guste o no este papel, eso es el orden dejado por Dios.
  10. Es cierto que algunas veces la mujer ha tenido que hacer la función de padre, debido a la ausencia del mismo en el contexto del hogar. Pero esto es una excepción, no la regla.
  11. De modo que el padre no puede transferir esa responsabilidad a nadie. Él es una especie de sacerdote para su familia.
  12. El ejemplo de Job nos ilustra la importancia de esta tarea, tan única y especial para todos los que nos llamamos padres.
  13. De él se dice que se levantaba muy de mañana a ofrecer sus sacrificios a Dios por cada uno de sus hijos (Job 1:5).
  14. Reconocemos que muchas veces no cumplimos este rol con nuestros hijos. Pudiera haberse quedado en nuestra mente la idea de que nuestra responsabilidad mayor es la de un proveedor, pero no la de un intercesor. En el caso de Job se cumplían ambas funciones.
  15. Es una herencia que puede arruinarse
  16. En la Biblia tenemos el triste ejemplo de un padre a quien se le entregó esta herencia, pero que irresponsablemente la arruinó.
  17. Nos referimos al caso de Elí, el sacerdote de Dios (1 Samuel 3:18). Vivió para servir a otros, pero no vivió para servir a sus hijos.
  18. Atendió los hijos de otros, pero no atendió a sus propios hijos. Llegaron a estar con él en la adoración, pero no tenían conocimiento de Jehová.
  19. Estaban en la casa del Señor, pero estaban perdidos para el Señor de la casa. ¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Perdidos en el mismo lugar donde podían salvarse.
  20. Don Miguel de Cervantes, en su genial obra “Don Quijote”, escribió: “Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así se han de querer o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que, cuando grandes, sean báculo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad” (Pág. 2a, cap. XVI). f. No arruinemos este tesoro divino.

LOS HIJOS NOS FUERON DADOS PARA MODELAR SUS CONDUCTAS

  1. En este salmo no solo vemos el derecho de propiedad que Dios se confiere así mismo con los hijos, sino que llega a considerar como “cosa de estima el fruto del vientre” Sal. 127:3.
  2. Entonces, ¿qué debemos hacer con ellos? ¿Cuál es nuestro papel como padres frente aquello que es tan estimado para Dios? ¿Cuál es la parte que debemos dar?
  3. Somos llamados a modelar nuestros hijos con el ejemplo
  4. Sin duda que los padres somos los primeros maestros de nuestros hijos. Esos “pedacitos” de vida que llegan a nuestras manos van imitando nuestro comportamiento.
  5. Ellos son capaces de reproducir en sus pequeñas vidas actitudes y hábitos que fueron viendo en la “escuela del hogar”.
  6. Se cuenta que un día una joven madre y su pequeño hijo regresaban de la escuela en el auto. El despierto niño le preguntó a la mamá: “Mamá, ¿por qué los imbéciles solo salen a la calle cuando papá maneja el automóvil?” (503 Ilustraciones, pág. 104). Recordemos que estamos reproduciendo en esa “herencia estima de Jehová”.
  7. Es una contradicción pedirles a los hijos que hagan lo que nosotros no practicamos.
  8. En nosotros no se puede aplicar el dicho, “haced como yo os digo, pero no como yo hago”.
  9. Como sea reproducimos en nuestros hijos una “copia fiel” de lo que somos.
  10. Somos llamados a modelar a nuestros hijos por medio de la corrección.
  11. Creo que nuestras sociedades han ido de un extremo a otro. Para los que nos formamos en países donde la corrección y la disciplina en el hogar se lograba a “punta de látigo”, los maltratos y las vejaciones que esto pudo ocasionar en la vida de los hijos, puede ser recordado como una época que no debería volver, sobre todo cuando se compara con el mundo en el que vivimos hoy.
  12. Pero el extremo de dejar sin castigo o disciplina al hijo, especialmente en sus primeros años de crecimiento, está convirtiendo a nuestra sociedad en un escenario peor que el que nos ofrecieron nuestros abuelos.
  13. El concepto de la psicología moderna que sostiene una disciplina sin la corrección física, no solo es contrario a lo que la Biblia nos recomienda, sino que es la causante de la formación de hijos soberbios, desobedientes y hasta delincuentes en el seno de la misma familia.
  14. Vea lo que la Biblia nos dice al respecto: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24).
  15. La psicología nunca podrá ser mejor maestro para modelar conductas que la Biblia misma.
  16. Somos llamados a modelar a nuestros hijos por medio del amor.
  17. Todas las cosas que podamos dar a nuestros hijos son buenas, pero ninguna superará al amor.
  18. Hay hijos que desesperadamente quieren sentir y escuchar un “te amo” y un “te quiero” por parte de sus padres.
  19. Es cierto que a veces nuestra propia crianza, donde nuestros padres no nos demostraron sus afectos, pudiera ser una barrera para dar a nuestros hijos nuestros sentimientos.
  20. Pero también es cierto que cuando conocimos el amor de Cristo, el mismo nos hizo distintos; de modo que aún nuestra parte afectiva fue cambiada para relacionarnos mejor con nuestros hijos.
  21. Nunca será tarde para que le digamos y le demostremos a nuestros hijos cuanto los amamos.

LOS HIJOS NOS FUERON DADOS PARA EL GOZO DE NUESTRAS VIDAS

  1. El salmista después de usar la figura de la “saeta”, menciona también la “aljaba” que era una especie de caja o recipiente donde eran colocadas las flechas.
  2. De manera que, si el uso de la flecha era importante, también lo era la aljaba donde ellas eran guardadas.
  3. El saber que se contaban con suficientes flechas para cuando arreciara la batalla traía un sentido de confianza.
  4. Note que el salmista usa el término “bienaventurado”, lo cual equivale a dichoso, feliz, alegre, etc.
  5. Los hijos como “plantas crecidas en su juventud” y las hijas “como las esquinas labradas como las de un palacio”, según el salmo (144:12), constituyen el gozo de los padres.
  6. Los hijos no debieran ser un “dolor de cabeza” ni una “mancha” de vergüenza en la vida de los padres.
  7. Y aquí tenemos que reconocer que, si los hijos no son el gozo de nuestra vida ahora, se debió a mi fracaso como padre en el tiempo de su formación.
  8. El camino de la reconciliación, perdón y regreso está abierto desde el momento mismo que nuestro Señor Jesucristo murió y resucitó por nosotros.
  9. Hoy es propicio el día para que padres e hijos se reconcilien si este fuere el caso. Nuestros hijos no debieran ser una mala referencia en nuestras vidas.

CONCLUSIÓN:

Es una cosa muy grande saber que nuestros hijos son una “herencia divina”. Eso nos habla mucho de la deferencia que Dios tiene para criatura alguna. Pero si esto es grande, la responsabilidad que tenemos nosotros, a los que se nos ha dado la comisión de ser padres, es muy grande también. Los hijos no nos fueron dados como una propiedad para disponer de ellos, como bienes que pueden ser gastados o invertidos. Dios nos los dio para administrarlos y moldearlos, de modo que con ello nosotros fuéramos bendecidos. Pero sobre todas las cosas, los hijos nos fueron dados para ser el gozo de nuestra vida. Padre, ¿es usted un hombre feliz con sus hijos? Hijos, ¿son ustedes felices con sus padres? Recordemos que: “Herencia de Jehová son los hijos…”

Dios te bendiga.

Ptr. FRANCISCO GUTIÉRREZ

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